EL PAíS › ENTREVISTA A JAVIER GONZALEZ FRAGA

“Hoy me siento radical”

 Por Sebastian Abrevaya

El economista Javier González Fraga es un hombre difícil de catalogar. El sábado al mediodía le abre a Página/12 la puerta de calle de su piso sobre la avenida Figueroa Alcorta, en una de las zonas más coquetas y caras de la Capital Federal. Tiene en el escritorio lleno de papeles la caja sin abrir del celular que le acercaron desde el radicalismo, ahora que es el compañero de fórmula de Ricardo Alfonsín. Critica el ritmo de vida actual, la falta de “meditación” de las decisiones y la velocidad de las redes sociales como Twitter. El ex presidente del Banco Central reivindica su participación en los primeros años del gobierno menemista, califica de “fantasía” las acusaciones sobre el banquero Gaith Pharaon y hace especial hincapié en la lucha contra la pobreza y el deterioro institucional. Graduado en la UCA, González Fraga reconoce su “excelente relación” con Eduardo Duhalde y rescata el gobierno de Néstor Kirchner entre 2003 y 2006.

–¿Qué repercusión tuvo de su candidatura a vice?

–Me llamaron tantos, la inmensa mayoría me ha felicitado. Está cayéndose a pedazos la idea de que Cristina ya ganó. Lo de Schoklender ayudó, pero además está el hambre de Alfonsín, sus ganas de ganar. Somos conscientes de que hay gente que está bien. Tengo amigos que votan a Cristina, que creen que es un gobierno progresista. Nosotros vamos a demostrar que no.

–En los últimos años ha sido muy crítico del kirchnerismo...

–Hasta 2005, dije, bueno, hasta con algunos excesos está poniéndole límites a los que creían que gobernaban el país. Llámese militares, la Iglesia, el campo, los diarios, los acreedores. Pero creo que en los últimos cuatro años ha habido un deterioro enorme en lo institucional. Más allá de lo económico, el manoseo del Indec, el atropello con los ROE y con la Oncca, los telefonazos por los precios. Hoy van por los economistas pero mañana pueden ir por cualquiera que sea un obstáculo. Al lado de todo esto, la corrupción. Quien puede arreglar mejor eso, el partido radical.

–¿Si hubiera que ubicarlo en el mapa político, dónde se encontraría?

–Tengo una educación en la UCA que me ha marcado. A mí no me hace asco la intervención del Estado, pero distingo la que está bien hecha y la que está mal hecha. No comulgo con las ideas de la derecha, tengo muy claras posiciones con los temas de derechos humanos y con respecto a la pobreza.

– ¿Se identifica con algún partido?

–En el ’83 voté a Alfonsín, en el ’89, cuando Menem me invita a ser presidente del Banco Central, lo primero que digo es que yo había votado a Angeloz. No me acuerdo el voto del ’95. Si lo voté a Menem, me equivoqué porque ya era la decadencia. Después voté a Duhalde. Lo voté a Kirchner en 2003 cuando mantuvo a Lavagna y a Prat Gay. Y por supuesto que no lo voté en 2007 y acompañé a Lavagna. Voy eligiendo porque creo que en las distintas coyunturas son distintas las urgencias. Y hoy me siento radical. Pero tengo excelente relación con Duhalde y he estado invitado por el MPA.

–¿Qué reflexión le merece haber sido presidente del Central de Menem?

–Trabajé con el Menem con patillas. El Menem con Zulema, de Erman González, de la austeridad que había que generar para salir de la hiperinflación.

–¿Qué responde a las críticas por su asesoramiento a Gaith Pharaon?

–Hay una fantasía sobre Pharaon. Fue investigado y procesado y nunca se le probó nada de toda la fantasía, con la que colaboró de manera totalmente infundada Elisa Carrió. Pharaon es un hombre discutible, es un árabe que tenía un banco que financió la guerrilla antisemita en Jordania. Ahora, a mí nunca me citaron ni como testigo. Hice un estudio de factibilidad, fue un excelente negocio para mí hacerlo. No hubo nada raro. No hay ninguna vinculación con lavado de dinero ni evasión.

–Alfonsín señala que lo convocó por su preocupación por la pobreza.

–Me ha pedido que monitoree la gestión. Que dé ideas, asesore. Me atrae asegurarme que el próximo gobierno sea exitoso en la lucha contra la pobreza. Que no es un tema solamente por el prójimo, sino también porque es un negocio político que explica la democracia clientelista.

–Habla más como futuro ministro de Economía que como vicepresidente...

–No, eso lo decidirá Alfonsín. El dice que me va a consultar pero no estoy para eso. Prefiero dedicarme a la pobreza y decirle al ministro de Economía por qué hiciste esto o aquello.

–¿Tuvo alguna vez experiencia legislativa?

–No, no me atrajo nunca. Ahora voy a tener que interiorizarme.

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