Recién en 2011, el Congreso amplió el plazo de prescripción de los delitos que afecten la integridad sexual de menores de edad. Desde entonces, la prescripción, que coincide con el monto de la pena prevista (entre 6 meses y 20 años, según el caso), rige desde que la víctima cumple los 18 años. Hasta ese momento, corría a partir de la fecha en que ocurría el hecho. Y muchos quedaban impunes porque las víctimas recién pueden poner en palabras y denunciar esos episodios dolorosos de su infancia siendo ya adultos: el victimario suele ser de su entorno íntimo o cercano y es habitual que les imponga a sus víctimas el silencio, bajo amenaza. La reforma legislativa fue impulsada por el diseñador de modas Roberto Piazza, quien en 2008, en su libro Corte y confesión, relató que su hermano mayor había abusado sexualmente de él desde los 5 hasta los 17 años.