ECONOMíA › OPINION

La cuenta Turismo

 Por Alfredo Zaiat

La llegada de turistas provenientes de Estados Unidos y Canadá en el primer trimestre de este año, último dato disponible en el Indec, respecto del mismo período de 2010, descendió 11 por ciento. Desde Europa retrocedió el uno por ciento. El total del turismo receptivo con puerta de ingreso al país en el aeropuerto internacional de Ezeiza y el Aeroparque Jorge Newbery, en cambio, registró un aumento del 11 por ciento en la comparación de esos trimestres. Todos los otros mercados emisores (resto de América, resto del mundo, Chile y Brasil) fueron positivos, destacándose el chileno, con un alza del 30 por ciento, al subir de 37.727 a 48.995 visitantes, y el brasileño, con un crecimiento del 20 por ciento, al pasar de 165.437 a 197.844 turistas de ese origen. Estas cifras permiten un análisis integral de la cuenta de divisas en el rubro Turismo, incorporando un aspecto sorprendentemente ignorado en la evaluación convencional: la mitad del PBI mundial (Estados Unidos y Europa) arrastra una profunda crisis económica desde hace cinco años, con deterioro sociolaboral y la consiguiente merma en los ingresos, sin horizonte cercano de resolución.

El deterioro económico de esas potencias mundiales exhibe tasas de desocupación elevadas, con picos de 25 por ciento en España y Grecia, acompañadas de caída de salarios. La Organización Mundial de Turismo destacó en un reciente reporte que, “a pesar de las dificultades de la economía mundial, el turismo internacional ha mantenido su capacidad de resistencia y recuperación”, y luego de manifestar optimismo por el desarrollo del sector, observa que “el incremento de los gastos en turismo fue comparativamente lento o negativo en el Reino Unido, Australia, Italia y Francia”, áreas económicas en crisis. Especialistas del mercado de turismo explican que, cuando la economía de un país crece, también aumenta el turismo internacional de sus habitantes, y en sentido inverso en fases recesivas o de estancamiento del ciclo económico. La OMT lo confirma con los datos del primer semestre de este año al precisar que el crecimiento del turismo internacional más notable fue de China y Federación de Rusia, con aumentos del 30 y 15 por ciento, respectivamente, en comparación con el mismo período de 2011.

Los montos del gasto diario promedio del turista extranjero en Argentina ratifican esa causalidad económica. El gasto diario promedio de visitante proveniente de Estados Unidos y Canadá descendió de 118,5 a 100,9 dólares en la comparación entre el primer trimestre de 2010 y el mismo período de este año. La merma de los europeos fue más pronunciada, al retroceder sus gastos diarios de 89,6 a 57,4 dólares, 35 por ciento menos. Opuesto fue el comportamiento de los brasileños, con gastos diarios que aumentaron de 129,2 a 165,3 dólares.

Pese a que están disponibles todas estas cifras, el análisis de la dinámica sectorial y la evidente crisis internacional, los hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica utilizan el resultado del flujo turístico internacional para continuar con el persistente latiguillo del atraso del tipo de cambio y de la economía argentina cara en dólares. Para ello apelan al recorrido de la cuenta cambiaria turística, superavitaria entre 2006 y 2011 y deficitaria en los primeros seis meses del año. El año pasado, el saldo positivo fue de 300 millones de dólares, cuando en los años anteriores osciló entre 1500 y 1800 millones de divisas netas a las cuentas externas, según el cálculo de la consultora Analytica en base a información del Banco Central. También estima que hasta junio de este año, el déficit fue de 1000 millones de dólares.

La lectura de ese saldo requiere precisar cómo intervienen dos factores fundamentales del flujo turístico, y cómo influye el mercado ilegal de cambios. Por un lado, ha disminuido el turismo proveniente de Estados Unidos, Canadá y Europa, que es contratado en general con agencias por paquetes cerrados de estadía y excursiones y los gastos son realizados en gran parte con tarjeta de crédito. Operadores del sector explican que son turistas a los que no les gusta manejar efectivo en el exterior. Por otro lado, aumentó el turismo extranjero proveniente de Chile, Brasil y el resto de América, que tiene características distintas del estadounidense y del europeo. Por conocimiento de las condiciones del mercado local y experiencias propias, tienen el incentivo de vender los dólares en el mercado paralelo, y hoy la plaza argentina marginal les brinda una ganancia del 30 por ciento con respecto al precio oficial. Esas divisas no ingresan en la cuenta cambiaria turística del Banco Central, lo que permite entender parte del déficit, además de la caída del turismo por la crisis de Estados Unidos y Europa.

El otro componente de la cuenta es el turismo argentino hacia el exterior. La salida desde Ezeiza y Aeroparque aumentó 37 por ciento en la comparación del primer trimestre de este año respecto del de 2010, al pasar de 516.169 a 706.405 personas, destacándose el destino Brasil con alza del 56 por ciento. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner mencionó que hasta septiembre la demanda de dólares por turismo al exterior sumó unos 5500 millones de dólares. Con esas cifras, los hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica orientan el análisis de la dinámica del turismo hacia la conclusión-obsesión de que el dólar está atrasado y que la economía argentina está cara en dólares. Como en la situación del turismo receptivo, también se requiere de precisiones sobre el creciente flujo de turismo al exterior. Una obviedad, no considerada en el análisis convencional, indica que las economías en crecimiento generan un mayor flujo de turismo hacia el exterior de sectores medios y altos. Noemí Wallingre, experta del sector, indica en “Crecimiento y factores de cambio del turismo” que “los países que disponen de una menor calidad de vida generan movimientos turísticos inferiores”, y el efecto es el contrario cuando la situación económica es mejor. Esto implica que más argentinos están viajando al exterior porque el crecimiento económico doméstico permite una mayor capacidad de generación de ingresos para viajar. Es decir, existen condiciones económicas y excedentes de ahorro suficientes para el turismo externo. La literatura especializada coincide en que el aumento del flujo de turismo, interno y hacia el exterior, es un indicador de mejor calidad de vida de la población.

La evolución positiva del turismo al exterior deriva en el lugar común de que la motivación de viajar por ejemplo a Miami o Nueva York es que son ciudades más baratas que Buenos Aires. Encuestas del costo de vida internacional de la multinacional Mercer, del departamento de investigación de The Economist y de las Naciones Unidas muestran que esa conclusión es falsa: Buenos Aires es una de las ciudades más baratas del mundo. Es cierto que hace dos años era todavía más accesible, pero aún sigue ubicada de la mitad para abajo del ranking de casi 200 ciudades del mundo. Que los

outlet de Miami o las liquidaciones de las grandes tiendas de Nueva York sean oportunidades de compra de indumentaria en comparación con los precios de los shoppings no significa que todos los precios de Buenos Aires sean caros. Además, quienes afirman que viajan para comprar ropa más barata no incluyen en esa cuenta el costo de los pasajes y la estadía. Y ocultan el principal factor motivador del viaje a Miami: hacer el seguimiento personal de inversiones financieras y propiedades no declaradas al fisco argentino.

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