Un piano, una guitarra y una voz. Esos elementos son los únicos que precisa el cantante, instrumentista y compositor Gastón Massenzio para construir un concierto potente, íntimo y conmovedor. “En mi casa cuando ensayo y toco disfruto ese formato y sentía que a veces cuando uno prepara un concierto en banda suceden otras cosas que también están buenas, pero quería mantener esa manera en la que estoy tocando en mi estudio sin la necesidad de tener que expandirlo”, explica Massenzio, autor de seis discos como solista. “Me parece que también le suma profundidad a lo que quiero hacer ahora, por eso quería transformar esto en un concierto”, destaca el cantautor, que se presentará el jueves 9 de marzo a las 20 en Bebop Club (Uriarte 1658) en un ciclo al que denominó Canciones y Versiones.

En la primera fecha del ciclo esta lará acompañado en varios pasajes del concierto por el guitarrista y productor Claudio Lafalce y también contará con un invitado especial: Mariano Fernandez Bussy, de Me Darás Mil Hijos. “No me siento incompleto ahora si no salgo a ensayar con una banda como me pasaba en otro momento. Y esta música que estoy tocando y componiendo se sostiene mucho en estos elementos”, resalta Massenzio sobre la esencia despojada del concierto. La intención es repasar canciones de todos sus discos y versionar a autores que forman parte de su educación sentimental. “El eje esta puesto más que nada en mis últimos discos y creo que hay un hilo conductor que tiene que ver con las canciones que forman como un todo en el repertorio que estoy armando. Están interconectadas entre sí. El concepto tiene que ver con cuáles son las canciones que me movilizan y me provocan la necesidad de tocarlas. Entonces, hay algo emocional en este repertorio”, explica.

-¿Y en qué más consiste este ciclo Canciones y Versiones?

-Le puse ese título porque la idea es reversionar y revisitar la música de mis discos, pero además también canciones que me encantan y que son las que toco siempre en casa; las que siempre están ahí entremezcladas con mis propias canciones, que en realidad es la música que me inspira y acompaña. Hace un tiempito tenía la idea de llevarme estas canciones al escenario e incluirlas dentro de mi repertorio. Tiene un sentido para mí el disfrute de hacer la música que tanto me gusta y que tanto toco y escucho. Entonces, no quería dividir eso en el escenario y tocar únicamente las mías, sino incorporarlas. De alguna manera, mi música es el resultado de esas influencias que a uno lo atraviesan. Y eso sumado a las experiencias que uno tuvo en la vida. Estoy sintiendo la necesidad de tocar esas canciones; de incluirlas y mostrarlas, antes no me pasaba. Son canciones de autores como Eduardo Mateo, Beck, Charly, Elliott Smith y Queen.

-¿Cuál es el hilo conductor que une a estos artistas? Son todos muy personales y con peso simbólico.

-Siento que conecto mucho con la música que es muy profunda y sincera, que va al hueso, al fondo. Entonces, a veces me atrapan artistas de estilos muy variados, pero creo que hay un denominador común: la originalidad y la búsqueda de profundidad. Me pasa cuando escucho la música de Mateo o cuando escucho la obra solista de Charly en los ochenta o con ciertos discos de Beck. Y de la obra de Eliott Smith soy muy fan. A mí me impacta emocionalmente, me atraviesa. Es como si yo me fuera a vivir adentro de esas canciones o de las historias que cuentan. A veces mi vida se transforma en una especie de película musicalizada por esas canciones. Después se transforman en parte de mi realidad. Busco redescubrirlas cuando las toco y las canto.

-A la hora de interpretar, ¿es importante convertir esa canción en algo distinto o hacer un aporte de alguna u otra manera?

-Sí, yo por un lado busco ser respetuoso de la versión original, de lo que interpreto. En realidad no sé si lo busco. Creo que la interpreto bastante apegado siempre a lo que sucede originalmente con la canción, pero desde ahí es donde resulta la interpretación propia. O termino haciendo propias estas canciones que me gustan tanto y el resultado de incorporarlas y de atravesarlas por mi propia emoción es lo que da una versión distinta, no necesariamente buscándole una vuelta nueva. Como es música que yo admiro tanto no pretendo modificarla, pretendo tocarla, hacerla propia y redescubrirla ahí.

-Algunos intérpretes, como Liliana Herrero, consideran que toda interpretación es una nueva versión o creación.

-Sí, estoy de acuerdo. Porque en esa búsqueda en la que uno descubre la música del otro artista interpretándola es donde se genera cierto mecanismo mágico que a uno lo atraviesa. En mi caso, está anclado en la admiración que siento por eso que estoy interpretando. A su vez eso resuena en uno y uno lo redescubre. Y lo que sucede en la interpretación y en el resultado de hacer una versión es eso, es algo nuevo.

-¿A vos te interesa continuar el camino de esos autores: buscar tu voz propia y la originalidad y profundidad al momento de hacer tu música?

-Es algo que lo tengo muy presente a la hora de tocar y de componer, que son las motivaciones más profundas por las que uno decide, elige o crea música. Tengo muy presente que quiero trabajar en el desarrollo de lo que es mi propio mensaje, mi propia voz y siempre buscando la belleza, la profundidad y la verdad. No correrme de esos ejes; no me interesa ir hacia lugares más triviales o superficiales más allá del pulso de lo que pueda marcar determinada época. Trato de estar atento y ser muy respetuoso de lo que toco, de lo que digo y cuál es el sentido. Y busco siempre ser lo más perfeccionista posible trabajando con las armonías, la melodía, con la letra, con la interpretación o incluso cómo lo grabo. Siento que estoy en ese camino y que siempre quiero ir descubriendo cosas nuevas y mejorando en ese desarrollo.

-En un contexto en el que la industria musical ha cambiado mucho, ¿eué lugar creés que tiene hoy la canción en Buenos Aires?

-Es algo que siempre me pregunto y a veces dudo de la respuesta. Porque no dejo de pensar que lo que sucede es lo que el mercado quiere que suceda. El mercado decide poner el ojo solamente en determinados estilos y que sucedan muchas cosas alrededor de un conjunto muy reducido de estilos, lo que invisibiliza a todo lo demás que pasa. Entonces, lo que nos hace creer en consecuencia es que la canción o la música que tiene armonía, melodía y ritmo está en una suerte de desuso, pero en verdad es el resultado de lo que sucede por el bombardeo que hay de determinadas cosas que quieren imponer. Me parece que yo estoy rodeado de colegas, de músicos y músicas, que persiguen la canción constantemente como faro y dialogamos entre sí a través de nuestras canciones. Veo que la canción a lo largo de los siglos ha estado vigente siempre desde los payadores hasta hoy y nosotros tenemos que estar atentos a seguir tendiéndonos puentes, construyendo espacios y revalidando nuestro oficio artístico. Y me parece que no hay que dejarse tapar por el algoritmo.