EL MUNDO › SIETE MUERTOS Y TRES BARRIOS EN LLAMAS TRAS UN DISCURSO DEL LIDER DE HEZBOLA

Batalla en las calles de Beirut

En un discurso rupturista, Hassan Nasralá dijo que las últimas decisiones del gobierno equivalían a “una declaración de guerra”. Acto seguido, las calles de la capital libanesa se convirtieron en escenarios de combate cuerpo a cuerpo.

Siete personas murieron en los enfrentamientos que estallaron ayer en Beirut entre partidarios del gobierno y de la oposición, después de un discurso del jefe de Hezbolá, Hassan Nasralá, que dijo que las recientes decisiones del gobierno eran una “declaración de guerra”. Entre los fallecidos hay al menos dos mujeres, y por lo menos otras 13 personas heridas. Un responsable del hospital Makassed de la capital añadió que a ese centro hospitalario fueron trasladados 30 heridos, cuatro de ellos en situación crítica.

La violencia, en la que se utilizaron cohetes del tipo RPG y armas automáticas, comenzó primero en los barrios de Corniche al Mazraa, Basta, Nuairi y Ras el Nabeh. Todos ellos son barrios mixtos, en los que cohabitan sunnitas, de la mayoría parlamentaria antisiria, y chiítas, en la oposición. Los combates se expandieron a Khandaq el Ghamiq, un barrio adyacente donde se encuentran las oficinas gubernamentales. Las televisiones locales y árabes mostraban imágenes en estos barrios de hombres armados a punto de entrar en combate. Las calles de Beirut estaban prácticamente desiertas y los helicópteros del ejército sobrevolaban la capital.

Los enfrentamientos se desencadenaron poco después de que Nasralá declarase ayer que la única manera de salir de la crisis era que el gobierno rescindiera las decisiones y mantuviera conversaciones para ponerle fin a diecisiete meses de conflicto político con la oposición liderada por Hezbolá. “Esas decisiones son antes que nada una declaración de guerra por parte del gobierno, contra la resistencia y sus armas en beneficio de Estados Unidos e Israel”, dijo Nasralá, refiriéndose a las decisiones del gobierno. Agregó que el movimiento chiíta libanés no descartaba recurrir a las armas para defender la resistencia en el interior del país.

Estas amenazas se produjeron después de que las autoridades libanesas decidieran el martes investigar una red de telecomunicaciones que habría sido instalada por Hezbolá en el país y destituyeron al jefe de la seguridad del aeropuerto de Beirut, por estar vinculado con el movimiento chiíta. Hezbolá justificó la existencia de la red de telecomunicaciones porque forma parte de la “resistencia contra Israel” y por razones de seguridad. “Nuestra respuesta a esta declaración de guerra es nuestro derecho a defendernos, a defender nuestra resistencia, nuestras armas y nuestra existencia”, sostuvo Nasralá en una videoconferencia transmitida en directo en un complejo de la periferia sur de Beirut de mayoría chiíta.

El dirigente de la mayoría parlamentaria antisiria de Líbano, el sunnita Saad Hariri, llamó ayer a Nasralá a poner fin al “sitio” de Beirut. “Le exijo poner fin al sitio de Beirut, a levantar el bloqueo del aeropuerto y a retirar los hombres armados de las calles”, declaró Hariri en un discurso televisado. Hariri instó también la elección a la presidencia del país al candidato de consenso, el jefe del ejército Michel Sleimane, y a la instauración del diálogo nacional bajo el auspicio de este último.

El Consejo de Seguridad de la ONU expresó ayer su respaldo a las instituciones estatales del Líbano y llamó a la calma y a la reapertura de las carreteras del país. “Los miembros del Consejo de Seguridad están profundamente preocupados por los enfrentamientos y los problemas actuales en el Líbano, incluyendo los bloqueos de rutas y del aeropuerto internacional de Beirut”, declaró el embajador de Gran Bretaña, John Sawers, en nombre del Consejo. Según el emisario de la ONU en Oriente Medio, Terje Roed-Larsen, Hezbolá dispone de una estructura “paramilitar masiva” al margen del Estado que constituye una amenaza para la paz y la seguridad regional.

La Casa Blanca exigió este jueves a Hezbolá que cese inmediatamente de “sembrar la violencia” en Líbano. “Hezbolá necesita tomar una de estas opciones: o ser una organización terrorista o ser un partido político, pero debe dejar de intentar de ser ambas”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Gordon Johndroe. Tanto el gobierno estadounidense como el francés mostraron su “gran preocupación” por el aumento de la violencia. El discurso de Nasralá es “un acto cínico de manipulación”, agregó el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack.

El miércoles se celebró una huelga general, apoyada por la oposición, que acabó en enfrentamientos entre partidarios de la mayoría y simpatizantes de la oposición, que causaron diez heridos, según los servicios de seguridad. El jueves, numerosas carreteras estaban cortadas y el aeropuerto de Beirut, casi paralizado. El Líbano atraviesa la crisis política más grave desde el final de la guerra civil en 1990. El país está sin presidente desde el 24 de noviembre, ya que las dos partes no se ponen de acuerdo sobre cómo repartirse el poder.

Además “señalan la necesidad de salvaguardar la seguridad y la soberanía del Líbano y expresan su respaldo a las instituciones constitucionales del país. Llaman a todas las partes a dar prueba de calma y de moderación”, agregan. El Consejo llamó a todas las partes al “diálogo pacífico” y a “trabajar juntos para elegir un nuevo presidente, de acuerdo con el plan de la Liga Arabe”.

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La violencia estalló entre los sunnitas de la mayoría antisiria y los chiítas de Hezbolá.
 
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