Venezuela está a punto de convertirse en una potencia naval en el Caribe. El gobierno de Caracas mantiene conversaciones con Rusia para comprar entre cinco y nueve submarinos convencionales, una operación que si finalmente se cierra levantará grandes recelos en EE.UU. La adquisición debería concretarse en la visita que el presidente Hugo Chávez realizará del 28 al 30 de junio a Moscú para ver a su par ruso, Vladimir Putin.

La compra de submarinos, que Caracas quiere destinar a proteger sus pozos de petróleo y que está valorada entre 1000 y 2000 millones de dólares –entre 800 y 1500 millones de euros–, formará parte de la agenda de Chávez en Rusia, donde estará entre el 28 y el 30 de junio. Al día siguiente, Putin tiene previsto reunirse con el presidente estadounidense, George W. Bush, en su casa de veraneo en Maine –norte de Estados Unidos–. El acuerdo con Venezuela, si finalmente se cierra, no será la mejor tarjeta de presentación, ya que Washington no ve con buenos ojos que el país sudamericano se esté rearmando.

En los últimos años, Venezuela ha comprado a Rusia armamento por 4000 millones de euros, incluidos 24 cazas, 50 helicópteros de combate y transporte, sistemas de defensa aérea y 10.000 fusiles Kalashnikov. Sobre la posibilidad de la adquisición de entre cinco y nueve submarinos hubo declaraciones contradictorias en el alto mando militar venezolano. El jefe del Estado Mayor Presidencial, el general Alberto Müller Rojas, señaló que se han adelantado estudios al respecto, aunque por el momento no hay dinero presupuestado para una operación de esa magnitud.

El oficial, asesor de Chávez en materia de seguridad y defensa, explicó que con la incorporación de este tipo de naves a la flota de la Armada, Venezuela elevará sustancialmente su capacidad de defensa del extenso mar venezolano. En cambio, el ministro de la Defensa, general en jefe Raúl Isaías Baduel, descartó que la compra esté cerca de concretarse. “No está previsto adquirir sistemas defensivos rusos distintos de los que ya han sido convenidos.” Los submarinos objeto de la negociación serían del tipo convencional, con motores diésel.

La magnitud de la compra de los submarinos puede calibrarse si se hace un análisis de la historia naval de Venezuela: a lo largo de 47 años, la Marina de Guerra apenas ha tenido cinco submarinos. Las primeras tres naves de este tipo se compraron usadas, tras ser retiradas de la flota de Estados Unidos. En la actualidad sólo se dispone de dos submarinos fabricados en Alemania y en servicio desde mediados de la década del ’70, aunque fueron repotenciados en los ’90.

Hacia 1955, durante la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, se había pensado adquirir cinco submarinos convencionales estadounidenses y se planificó la construcción de una base para esta clase de naves en Turiamo, en el estado de Aragua, en la costa central. Sin embargo, el proyecto nunca se realizó. A pesar de este escaso desarrollo, la Marina venezolana tiene una escuela de submarinos, un grupo de apoyo de mantenimiento y un escuadrón de submarinos. Dispone de 1320 tripulantes.

Todas las compras de equipos militares y armamentos pactadas hasta ahora entre Venezuela y Rusia han sido objetadas enfáticamente por Estados Unidos, país que acusa al gobierno de Chávez de llevar adelante una carrera armamentista en la región latinoamericana. Washington ha intervenido también en operaciones de adquisición de equipos intentadas por Venezuela con otros países como la compra de aviones de transporte y lanchas patrulleras a España y de aviones de entrenamiento a Brasil. Hace un año, Estados Unidos interrumpió sus ventas de armas al gobierno venezolano para sancionar su falta de cooperación en la guerra contra el terrorismo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.