EL PAíS › JOSE MARIA AZNAR, ALVARO VARGAS LLOSA, MAURICIO MACRI, SEBASTIAN PIÑERA Y JORGE QUIROGA

“Esta es la mesa de la civilización”

La Legislatura fue el escenario del cónclave de la derecha iberoamericana. La cubana Hilda Molina fue agasajada por todos. Condenaron el “populismo”, alabaron el libre mercado, denostaron el “intervencionismo estatal” y aclararon que no son de “derecha”.

 Por Werner Pertot

Se rodeó de presidenciables y ex mandatarios de derecha. Recibió elogios de neoliberales de toda América latina, Estados Unidos y Europa. Quizá por eso, el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, sacó pecho y afirmó: “Estamos todos los argentinos mirando lo que van a hacer los senadores. Esperemos que no nos defrauden y no convaliden este gobierno fascista que se lleva por delante a todo el mundo”. Le sonreían el ex mandatario español José María Aznar, el boliviano Jorge “Tuto” Quiroga, el candidato presidencial chileno Sebastián Piñera y Alvaro Vargas Llosa, quien autotituló al grupo como “la mesa de la civilización”. Todos se pronunciaron contra la Ley de Servicios Audiovisuales, contra “la barbarie del populismo” y defendieron los tratados de libre comercio.

Fue la segunda parte del cónclave neoconservador de Rosario que ocurrió el año pasado. Con alfombra roja y la Legislatura engalanada para recibir a las estrellas de la nueva derecha, la atracción central fue, sin duda, la cubana Hilda Molina, quien recibió el abrazo de todos los dirigentes del encuentro neocon. Perdido entre la multitud, en cambio, el inyenieri Juan Carlos Blumberg recordaba mejores épocas.

Durante todo el encuentro, los referentes conservadores mostraron cierta fobia a usar la palabra “derecha”. “He leído en algunos medios que aquí se reunía la derecha. Me gustaría corrernos de esas falsas dicotomías. Tengo 42 años y mi generación la única zurda que conoció es la del gol de Maradona a los ingleses”, empezó el vicepresidente primero Diego Santilli, quien consideró que “no discutimos derechas o izquierdas, sino si estamos del lado de los buenos”. El peronista PRO aseguró que “la crisis internacional no es económica ni financiera, lo que tenemos que discutir son los valores de la sociedad”.

Luciendo un moño dieciochesco, Alvaro Vargas Llosa fue el primero de los panelistas, tras una breve intervención de Gerardo Bongiovanni, el titular de la Fundación Libertad, que organizó el encuentro junto con la Fundación FAES de Aznar. “Este es el bando de la modernidad, en esta batalla entre la civilización y la barbarie que se está dando en América latina”, sostuvo el hijo del escritor, quien consideró que existen dos opciones: “O la civilización occidental o la opción por la barbarie”. Luego enumeró como parte de esa barbarie a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. No hubo ninguna mención a Honduras. “También los argentinos están amenazados, y ante todo su libertad de expresión. Ustedes tienen que resistir esas fuerzas oscurantistas”, advirtió.

“Siempre preferí ser diestro que ser siniestro. Ser derecho que ser chueco”, lanzó Sebastián Piñera, y arrancó el primer aplauso de la tribuna. “Decían que aquí se reunía la derecha. Tratan de etiquetarnos y caricaturizarnos”, se quejó. “Los pronósticos de que se había muerto la economía de mercado, gracias a Dios, no se cumplieron. La crisis internacional fue una falla del Estado”, diagnosticó el candidato de la derecha chilena, a quien todos le desearon éxito en la elección de diciembre. El magnate dictó cátedra contra “la intervención del Estado y el dirigismo”. “No dio resultado nunca”, sentenció. Y luego volvió a advertir sobre “el peligro del populismo y del terrorismo”.

“Este encuentro no es de derecha. Es de ultra. De ultraderecho. La caricatura de la derecha es un cuentito. Estamos los que queremos propiedad o los que llevan adelante el estatismo”, sostuvo Quiroga, el ex presidente neoliberal de Bolivia que siguió al dictador Hugo Banzer. El ex mandatario se dedicó a su tema preferido: Hugo Chávez. Lo llamó “el petropirata del Caribe” y no dudó en considerarlo “la amenaza más grande de la historia de América latina”. Quiroga abogó por la firma de tratados de libre comercio con Estados Unidos, aseguró que el crecimiento de 2003 a 2008 “fue artificial” y recomendó “protegerse del proteccionismo”.

“Cuando Chávez ataca a la prensa es difícil emularlo. Pero si en Argentina se aprueba una ley que coarta la libertad de prensa, abre un antecedente en otros países. Un Congreso saliente, cuando ya hay otro electo no puede quemar la casa”, opinó Quiroga, quien citó al presidente norteamericano Thomas Jefferson: “Mejor tener libertad de expresión sin democracia institucional que democracia sin libertad de expresión”.

“El camino es la libertad de expresión y una economía libre y abierta al mundo”, repitió Aznar, quien también cuestionó elípticamente la ley de radiodifusión: “La responsabilidad del Estado no es coartar la libertad de expresión, sino permitir que se ejerza de la mejor manera”. El ex presidente español insistió en que “de la crisis se sale con más libertad, no con más intervencionismo del Estado”. “No nos interesan los prejuicios. Nosotros ponemos ideas, otros ponen recetas de cocina fracasadas. Nuestras recetas son mejores. Tenemos razón”, fueron los argumentos que el ex mandatario desgranó con seguridad tautológica.

“Poder adherir a los conceptos que se han dicho es un honor”, dijo Macri al cierre del encuentro. “Como decía José María, el mundo ante este tropezón genera un nuevo orden para Latinoamérica: en la Argentina tenemos alimentos, minerales y el turismo”, ofreció. “No hay que tener miedo a participar en política. Más miedo hay que tenerle a la ley de radiodifusión”, sostuvo el líder de PRO. En medio de aplausos, aseguró que sus diputados revisarán la norma después del 10 de diciembre. Y se retiró en una tromba de hombres de traje.

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Mauricio Macri, la médica cubana Hilda Molina y el ex premier español José María Aznar.
Imagen: DyN
 
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