EL PAíS

Daniel Scioli, candidato del Frente para la Victoria

 Por Nicolás Lantos

Daniel Scioli llega al día más importante de su vida rodeado de un equipo de unos pocos hombres y mujeres de mucha confianza. La mayoría de ellos conoce al gobernador bonaerense desde hace diez, quince o más años, forman parte de su equipo desde entonces, pasando por el Congreso de la Nación, la vicepresidencia, ocho años de gestión al frente de la provincia de Buenos Aires y esta campaña presidencial, en la que tuvieron lugares de responsabilidad clave. Otros se sumaron en el camino, pero llevan varios años caminando junto a él. Todos responden directamente a Scioli y lo ven como su único jefe político.

En la campaña no hubo reuniones regulares de mesa chica y en muchos casos los diferentes consejeros de Scioli no tienen relación entre sí, sino que el funcionamiento colectivo emula a satélites que orbitan alrededor del candidato, que los convoca cuando los necesita, los consulta y los deja seguir trabajando. El edificio del Banco Provincia en el microcentro porteño y el célebre quincho de su casa en Villa La Ñata son los lugares donde tienen lugar la mayoría de estos encuentros, aunque a veces la agenda obliga a improvisar la sede, que muchas veces termina siendo un vehículo en movimiento.

“Scioli quizá no tiene armado territorial propio, ni organizaciones que le respondan directamente, ni un bloque de incondicionales en la Legislatura. Pero su equipo funciona como un mecanismo de relojería bajo su comando, y con eso muchas veces compensa otras flaquezas”, analiza un hombre de su entorno. Ese equipo no es un grupo compacto ni uniforme, y hay personas de distinta procedencia política e ideas a veces contradictorias entre sí, que el candidato sopesa antes de tomar cada decisión de importancia.

Los roces hacia el interior de su equipo ceden ante la presencia del candidato: “Daniel es un líder absoluto. Tiene una personalidad y un liderazgo muy férreo. Escucha a todos a antes de decidir pero una vez que decide, toma la decisión por su cuenta y la mantiene”, explica uno de sus colaboradores. Ese esquema de trabajo se aplica en todos los temas: desde la política económica hasta el diseño de la campaña; ni un cartel ni un spot vieron la luz sin su aprobación personal.

- El alter ego: Si hubiera que dibujar el equipo como un diagrama de Venn, habría un círculo pequeño que coincidiría con todos los demás conjuntos y tiene lugar para una sola persona: Alberto Pérez. El jefe de Gabinete de la Provincia es prácticamente el alter ego del candidato y es la última voz que escucha antes de tomar cada decisión. Pérez participa en las discusiones de todos los asuntos e, incluso, reemplaza al gobernador en las reuniones a las que aquél no puede asistir.

Pérez es un politólogo que comenzó su militancia a comienzos de los 90 en la Universidad del Salvador y la Juventud Peronista nacional, de la que fue secretario General en 1993. Por su rol en el peronismo de la Ciudad de Buenos Aires entró en contacto con Scioli durante los primeros pasos del candidato en la política y pronto se transformó en su hombre de mayor confianza. Fue jefe de los equipos técnicos durante su paso por la vicepresidencia de la Nación, diputado nacional entre 2005 y 2007 y jefe de Gabinete desde que llegaron, juntos, a la gobernación de Buenos Aires.

Junto a su mano derecha, Carlos Gianella, otra figura clave del entorno sciolista, es el encargado de encabezar las llamadas reuniones de gabinete ampliado, de las que participan medio centenar de dirigentes, funcionarios y legisladores y que fueron la columna vertebral de la estrategia de campaña de Scioli: allí se comunicaban la agenda, se bajaba línea política y se atendían los reclamos que llegaban desde el territorio. Según aseguran en el entorno sciolista, Pérez es, además, el único que, en ausencia del gobernador y si las circunstancias lo requieren, puede reemplazarlo en la toma de decisiones clave.

- La campaña: Luego hay otros círculos que a veces se superponen o se engloban los unos a los otros. En los últimos meses, el más activo fue una suerte de comando de campaña, que se encargó, bajo la estricta supervisión de Scioli, de todos lo detalles proselitistas: desde el diseño de las giras por el interior del país y el conurbano bonaerense hasta el guión de los spots, pasando por la agenda de medios y los discursos del candidato.

Una de las figuras centrales de este esquema es Ernesto Savaglio, un publicista político que gusta de definirse como “estratega” y llegó al sciolismo luego de abandonar de un portazo el PRO, en el año 2009. Así como había vinculado a Mauricio Macri con el color amarillo, fue Savaglio el que tiñó de naranja a Scioli. El es el encargado de diagramar la de campaña, junto al director del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, otro de los hombres de más confianza del gobernador desde hace más de una década, que diseña la estrategia de comunicación.

En ese rubro también pesa el secretario de Comunicación de la provincia, Juan Courel, que forma parte del equipo desde hace diez años, fue jefe de asesores antes de ocupar su rol actual y es el que supervisa personalmente los discursos del candidato antes de cada aparición pública. Por su parte, el presidente del Instituto Cultural bonaerense, Jorge Telerman, está a cargo de la organización de los eventos y actos. Completan el esquema el amigo personal y consejero de Scioli, Lautaro Mauro, y su secretario privado, Julián Colombo, en quien el gobernador delega las cuestiones operativas y de logística.

- El armado político: No menos importante ha resultado, para las aspiraciones del candidato, el armado político que desplegó en los últimos años, desde que declaró sus intenciones de competir por la sucesión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En esa estructura, Scioli se recostó en personas de su círculo más íntimo y lo complementó tendiendo lazos con dirigentes de todo el país con peso propio.

Además de Pérez, fue una pieza clave el recuperado José “Pepe” Scioli, que se había alejado por diferencias políticas con el kirchnerismo para trabajar cerca de Francisco De Narváez y se sumó al equipo de su hermano para encabezar la Fundación Desarrollo Argentino (DAR), que durante los últimos dos años estuvo a cargo de recorrer el interior sellando acuerdos con dirigentes de todas las provincias, recolectando información para confeccionar las Actas de Compromiso que el candidato firmó con cada una de ellas y armando equipos técnicos para cada área con especialistas de todo el país.

Scioli también consulta personalmente a una serie de figuras del peronismo del interior en cuyo criterio confía plenamente, como los gobernadores José Luis Gioja y Juan Manuel Urtubey, que fueron piezas clave del tejido político sciolista y desde la estructura del Partido Justicialista y la Fundación Pensar también aportaron recursos y logística. En los últimos meses también dialoga frecuentemente con el dirigente santafesino Omar Perotti.

En lo que se refiere al territorio bonaerense, que Scioli describe como “un país adentro del país”, sus hombres de más confianza son los legisladores Alberto De Fazio y Guido Lorenzino, que también ofician frecuentemente como voceros no oficiales, que dicen aquello que el gobernador quiere transmitir pero no puede decir directamente. El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, y la ministra de Gobierno, Cristina Alvarez Rodríguez, son los encargados de articular con los intendentes.

- El equipo económico: En esta materia, más que en otras, a Scioli le gusta consultar con muchas fuentes distintas, de diferente origen e ideas, antes de decidir el rumbo a seguir. Así es como convoca, de a uno por vez, a figuras tan disímiles como el especialista en finanzas y ex presidente del Banco Central Mario Blejer hasta el especialista en industria Miguel Peirano. Además, escucha en esta materia a Pérez y a Marangoni.

Sin embargo, tiene tres colaboradores de cabecera en esta materia. Por un lado, el consultor Miguel Bein, quien ganó protagonismo en el último tramo de la campaña como vocero en temas económicos del candidato peronista. Bein es el principal asesor de Scioli a la hora del diseño de las políticas económicas. Por otro lado, la ministra de Economía de la provincia, Silvina Batakis, y su asesor personal Rafael Perelmiter, son los encargados de que “cierren los números” en su gestión provincial, y mantendrían ese rol si llega a la Rosada.

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