EL PAíS › EL ROL SIMBOLICO DE ESE BARRIO EN LA POLITICA PORTEÑA

Lugano, el escenario favorito

Los laderos de Macri buscaron un paisaje de yuyos, basural y fábrica abandonada. Los de Filmus eligieron la transitada estación. Y todos quieren reclamar el barrio más pobre y populoso.

En el búnker de Mauricio Macri no podían creer los datos que llegaban de Villa Lugano. El empresario le había sacado una ventaja de siete puntos a Aníbal Ibarra pero en pleno ballottage el entonces jefe de Gobierno porteño conseguía esa misma diferencia a favor. Minutos después de recibir el boca de urna, Macri anunciaba su derrota. “Hay una ventaja irreversible”, confesó. A cuatro años, la casualidad, y no tanto, quiso que también fueran siete las cuadras que separasen a la estación de tren de Lugano –donde Daniel Filmus hizo su primer acto de campaña– del basural en el que Macri anunció su candidatura. Menos azaroso es el anuncio de mediados de enero de la construcción del Hospital por Jorge Telerman, reclamo histórico de los vecinos de Villa Lugano. Es que el distrito, señala el encuestador Rosendo Fraga, “en sus índices sociales, es una penetración de La Matanza en la Capital Federal”. Página/12 recorrió este sur del Sur, habló con vecinos y consultó a especialistas para tomar la temperatura del segundo barrio, en tamaño y en padrón, de la ciudad.

Sobre una lomada de la avenida Escalada, tras la escuela Ramón Falcón de la Policía Federal, se abre una de las panorámicas más completa del barrio. La postal se compone de una villa vertical, el cementerio de autos policial y el primer hipermercado de la Argentina. Detrás, rodeada de parques, se impone la cordillera de monoblocks de 15 pisos, el barrio General Savio, “un barrio de empleados municipales” según Juan y Elena, una pareja de jubilados que viven allí “junto a 80 mil personas más”.

“La gente de acá va votar a Macri porque ni Ibarra ni Telerman hicieron algo”, anticipa Juan, ex empleado municipal. Cuando su señora le recuerda que Lugano es un barrio peronista, se ríe. “No hay más peronistas querida, sólo quedan los ortodoxos como yo”, responde. Las posibilidades del presidente de Boca, pasa a explicar Juan, dependen del voto de los villeros. “La vez pasada perdió porque los punteros que lo apoyaron se dieron vuelta en el ballottage”, recuerda.

Desde el PRO, el diputado Cristian Ritondo, de extracción justicialista, insiste en que “Lugano es la Capital del peronismo” y recalca que la zona tiene “un padrón de 160 mil afiliados” al que acudieron “por el compromiso de trabajar en un lugar postergado”. En su discurso de lanzamiento, Macri dijo que “después de 10 años de gobiernos de la misma gente nos merecemos una oportunidad”. En Lugano, observa Elena, los vecinos en los monoblocks piensan lo mismo, sólo que no habla de “oportunidad” sino de “cambio”.

En los pasillos de la villa 20 están a favor de Filmus (“dicen que va a subir a ayudar a los pobres”) chusmea Angel, un cartonero paraguayo que se queja porque “hay que tener DNI para que te ayuden y yo hace 20 años que lo vengo tramitando”. ¿Y Telerman? “Es el preferido de la gente de Lugano viejo”, aseguran en un bar cercano a la estación de tren. Allí, hace 10 días, el ministro de Educación hizo su primer acto de campaña ante casi 2000 mil personas. “Es un lugar emblemático de la ciudad, donde hay mucha militancia y dan ganas de hacer política”, explica el titular del Partido de la Victoria porteño, Diego Kravetz, anfitrión del acto conjunto de Filmus y el aspirante a la gobernación bonaerense, Daniel Scioli. En esa ocasión, el vicepresidente habló del tema territorial: “La avenida General Paz será un punto de encuentro, no un límite a la hora de gestionar políticas conjuntas entre la ciudad y el conurbano”.

El 23

Cuentan en el barrio que una semana antes del lanzamiento, el equipo de publicistas de Macri estuvo sacando fotos en la esquina de Piedrabuena y Bermejo, a una cuadra de la villa. El lugar combina calle de tierra, una fábrica abandonada de chimenea enorme, las vías del tren, la basura y el matorral. Por allí toman atajo los habitantes de la Villa Bermejo que vienen desde la estación de tren. Habrá que “pensar muy mal y muy retorcido”, como dijo Macri días atrás de quienes lo acusan de contratar a la nena; pero a la puesta de “cine del neorrealismo italiano” que intuyó el semiólogo Raúl Barreiros al ver el lanzamiento no le venían nada mal unos chicos jugando cerca de las vías. Y los tuvo.

Bastan cinco minutos parados para que aparezca un policía en un cuatriciclo, para alertar que “te pueden afanar todo”. El oficial, de buen humor, cuenta que al ver a Macri llamó al comisario y subcomisario, y que hicieron guardia durante la miniconferencia. También dice que escuchó la conversación entre “Melina y Mauricio”. “Ella se acercó y le dijo que era muy lindo. El le preguntó de dónde sos, y la nena le dijo que era de Lugano. ‘Vení que salimos en la tele’ le dijo”, asegura el policía, que se precia de ser el único que vigila el lugar. “Antes trabajaba de mozo, y lo dejé porque quería ser policía. Hice guardia adentro de la villa durante dos años, todos me conocen. ¿Sabés cómo me dicen? El 23, porque estoy más loco que el 22.”

Aconsejado por su gurú Jaime Durán Barba, Macri se dio una vuelta por la parada del 23 como contraposición al chicaneo del Presidente, quien dijo que el empresario tenía “miedo” de competir contra él en octubre. “Buenos Aires merece volver a ser una ciudad limpia, una ciudad donde la libertad sea plena y podamos caminar por cualquier lugar y a cualquier hora sin tener miedo”, se envalentonó el candidato del PRO, ante de afirmar que “desde acá, mostrando lo que queremos erradicar, les decimos se puede”.

Escenarios

“Optaron por escenarios distintos dentro de un mismo territorio”, detalla el decano de la facultad de Ciencias Sociales, Federico Schuster. La estación de tren, como todo sitio de flujo, tiene una visibilidad y reconocimiento simbólico para el vecino que a diario transita por allí. En su breve discurso, Filmus prometió luchar por la igualdad entre el norte y el sur de una “ciudad rica”, algo que para Schuster suena casi como un slogan: “El sur también existe”. En cambio, “lo de Macri fue un mensaje indirecto para los sectores medios, a los que trata de transmitirles la idea de que no es un empresario frívolo, que tiene sensibilidad social”.

Los escenarios, en la opinión de Barreiros, evidencian dos miradas distintas: “Una mira al barrio, la otra a la marginalidad”. Para el semiólogo, “Filmus eligió un lugar institucional, que refiere al pasado y la historia, un lugar donde la gente del barrio quiere verse, que representa lo estable, las reglas y el orden”. En cambio, estimó, “Macri buscó la pobreza, pero parece un turista en ese lugar porque no logró una consustanciación. Aunque es un buen mensaje, brillante para una campaña de publicidad, en política puede no funcionar. La gente no se siente bien cuando la usan así: ir a la villa es una cosa, retratarse en la villa es otra. Las tarimas estaban ahí para hacer equilibrio y no embarrarse, por eso rompe el escenario”.

Por su parte, el analista y encuestador Rosendo Fraga explica que en Lugano se da un fenómeno territorial como el de Vicente López y San Isidro, “donde los indicadores sociales son similares a los de Capital; acá también hay una penetración, aunque a la inversa: los índices de La Matanza son los mismos que los de Lugano”.

De vuelta, el tachero confirma la intuición del especialista: “A Lugano no se va por adentro, hay que entrar por autopista”.

Informe: Emilio Ruchansky.

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El barrio general Savio, 80.000 habitantes.
Imagen: Télam
 
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