Manifestaciones a favor y en contra de Zelaya dividen al país

Cada uno de los grupos logró juntar hoy a entre 10 mil y 15 mil personas para tomar las calles de forma pacífica y expresar sus reclamos a favor y en contra de los acontecimientos sucedidos en el país el domingo pasado donde fue derrocado el presidente, Manuel Zelaya, y sustituido por Roberto Micheletti.

Esta es la primera jornada en que ambos bandos han logrado atraer en masa a la gente en la capital con movilizaciones que coinciden con la llegada al país del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, para intentar solucionar la crisis institucional abierta.

Hasta hoy, los seguidores de Zelaya sólo habían congregado a unos centenares, mientras que los partidarios del nuevo Gobierno habían reunido a unas 5 mil

Frente a la Casa Presidencial, con carteles de apoyo al nuevo mandatario y lemas como "estamos con la paz y la democracia" y "viva la constitución", Micheletti encabezó la movilización de los detractores de Zelaya. "Esto no es un golpe, esto no es un golpe", gritó Micheletti con el resto de manifestantes, a los que agradeció por su apoyo a la "sucesión constitucional" que, según mantiene desde el domingo, tiene lugar en el país.

Los seguidores del depuesto jefe de Estado marcharon por las calles muy cerca de la sede de Gobierno, pero evitaron a la otra manifestación y de manera pacífica se dirigieron hacia la sede de la OEA para apoyar a los gremios y organizaciones que tienen previsto reunirse hoy con Insulza.

Allí aguardaron con pancartas en las que se podía leer "Queremos a Mel (Zelaya) ya", "Gorilas retírense del poder" y "Bienvenido Insulza, gracias por restituir a Mel como presidente".

"El pueblo no puede permitir un golpe de Estado y Manuel Zelaya debe regresar al poder", dijo a Efe Sara Durán, contadora pública y una de las que se manifestaron en demanda del regreso del presidente derrocado.

Zelaya fue sacado el domingo del poder y del país por los militares, y destituido posteriormente por el Congreso, que designó al presidente de ese órgano, Roberto Micheletti, como nuevo jefe de Estado.

El derrocamiento se produjo el mismo día en el que debía celebrarse una consulta popular que Zelaya había convocado con el fin último de reformar la Constitución, iniciativa que tanto el Tribunal Supremo como el Parlamento habían declarado ilegal.

Para los detractores de Zelaya, esta propuesta de preguntar en un referéndum a los hondureños sobre una convocatoria a una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución era una estrategia que tenía como objetivo perpetuarse en el poder.

La comunidad internacional ha rechazado por unanimidad a Micheletti y la OEA le dio en la noche del miércoles un ultimátum de 72 horas para que reponga en el poder a Zelaya. El depuesto presidente ha anunciado que regresará al país aunque en las últimas horas ha evitado confirmar cuando se podría producir ese retorno.

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