DEPORTES › LA IDEA DE SANEAR LAS INSTITUCIONES EN 2001 NO HA TENIDO CUMPLIMIENTO EFECTIVO Y LAS ECONOMIAS TAMBALEAN

El fútbol argentino cumple diez años de sequía inolvidable

El 15 de junio de aquel año se aprobó un plan de salvataje por 20 millones de dólares. Una especie de Plan Marshall. Pero la evolución no fue tal y los clubes quebrados continúan igual, e incluso se sumaron otros a la lista.

 Por Gustavo Veiga

El fútbol argentino cumplirá diez años de jarana el próximo miércoles. Muchos clubes están hoy peor que el 15 de junio de 2001, cuando aprobaban en una asamblea extraordinaria de la AFA un plan de saneamiento por 20 millones de dólares. Una especie de Plan Marshall. Futbolistas Agremiados (FAA) les reclamaba una deuda millonaria para levantar la huelga que interrumpía todos los campeonatos. Como garantía de pago, la asociación que preside Julio Grondona desde 1979 le había ofrecido su contrato con Reebok, la multinacional de indumentaria deportiva que vestía a la Selección Nacional. El resto lo haría un fideicomiso administrado por el Banco Credicoop, la herramienta elegida para abonarles a jugadores que no cobraban o recibían migajas de instituciones empobrecidas por el saqueo y las pésimas administraciones. Era la época en que se discutía a favor y en contra de las sociedades anónimas, con Mauricio Macri como abanderado de las últimas desde la presidencia de Boca.

Superadas las consecuencias de la crisis de diciembre de 2001, ganada después la batalla cultural contra las SA (Blanquiceleste, ISL, Gerenciar y otras) y renegociados hacia arriba los contratos televisivos por el programa Fútbol para Todos, se suponía que la teoría evolutiva de nuestro más popular deporte sanearía las tesorerías. No fue así. Los clubes quebrados –con la excepción de Racing y Talleres de Escalada– siguen técnicamente igual o se agregaron a la lista: Newell’s, Ferro, Comunicaciones, Talleres y Belgrano de Córdoba son apenas los más representativos. Deportivo Español desapareció y su sucedáneo hoy es Social Español. Los pasivos de River, Independiente, San Lorenzo y Huracán son pavorosos. Los concursos de acreedores demoran varios años en levantarse y los dirigentes que deben rendir cuentas ante la Justicia por presuntos delitos económicos aumentan como las deudas.

En Ferro, por citar un ejemplo, hay dos causas judiciales distintas vinculadas con su quiebra y 17 procesados: los ex directivos Marcelo Corso, Raúl Taus, Héctor Hermida, Isidro Cabral y Jorge Gallelli; el ex juez de la quiebra Rodolfo Herrera; el socio Aleardo Etcheverry; los empresarios de Gerenciar SA, Gustavo Mascardi y su padre Emilio, los accionistas de Swiss Medical que quisieron controlar las actividades sociales, Jorge Belocopitt, Pablo Herman y Daniel Ghirimoldi; los integrantes del órgano fiduciario Jorge Oliva, Francisco Tossi, Héctor Fridman y Eduardo Andrada y el abogado Enrique Martorell. En una de las últimas instancias previas al juicio oral, la Corte Suprema rechazó por inadmisibles los recursos en queja que habían presentado varios de ellos. A casi todos menos al juez podrían caberles “de uno a seis años de prisión por ser presuntos partícipes necesarios en la causa Herrera sobre cohecho”, informa Gerardo Pardo, uno de los socios y abogado del club. Su Señoría, aquel magistrado riojano sorprendido por la cámara oculta de Telenoche Investiga en 2003, recibiría la pena mayor y no evitaría la cárcel.

Según una investigación del diario La Nación publicada en enero pasado, los pasivos de los veinte clubes de Primera División superaban los 1000 millones de pesos en 2010, cuando en la temporada anterior ascendían a 977.401.562, y pese a que el año pasado nueve instituciones dieron superávit en sus balances. A saber, Boca, Estudiantes, Newell’s, Vélez, Lanús, Olimpo, Colón, Godoy Cruz y Tigre.

Un dato que ilustra mejor cómo se incrementaron las deudas, está dado por los créditos que registra la AFA en sus balances con diez años de diferencia. En 2001 los clubes le debían 102.247.714,68 pesos o su equivalente en dólares de la convertibilidad. Al cierre del último ejercicio producido el 30 de junio de 2010, tenía acreencias por 460.675.655,40 pesos, que de acuerdo con la última cotización de la divisa estadounidense serían algo más de 112 millones de dólares. La AFA se garantiza cobrarlos mediante mecanismos de devolución pactados: les retiene los derechos de televisión o lo hace mediante concursos de acreedores o fideicomisos.

Habrá que determinar cómo juegan en el balance 2010/2011 que cerrará este mes los ingresos de Fútbol para Todos. Los fondos pagados por la Jefatura de Gabinete el año pasado, según la tesorería de la AFA, se repartían así: 435.146.029 pesos para la Primera División; 78.511.478 para la B Nacional; 40.382.493 para la Primera B; 4.082.000 para la C; 1.878.000 para la D; 12.000.000 para el Torneo Argentino A y las Ligas del Interior y 28.000.000 que la asociación se queda para gastos de administración y organización de los torneos. Los 600 millones de pesos que desembolsa el Estado desde septiembre de 2009 no resolvieron los problemas que arrastran clubes deficitarios y sin control. Y eso que los derechos televisivos aumentaron con respecto a la temporada 2008/2009 (la última bajo contrato con la empresa TSC), un 300 por ciento. Apenas Lanús, Vélez, Estudiantes, Godoy Cruz y Colón tienen economías sustentables, sin sobresaltos y hasta se permiten realizar obras. Los demás gastan lo que no pueden comprometerse a pagar. El peor ejemplo lo dan los clubes más grandes.

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Ferro es una de las entidades que tienen dos causas judiciales vinculadas con su quiebra.
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