DEPORTES › EL EQUIPO DE RUSSO JUEGA DESDE LAS 7.30 LA FINAL DEL MUNDIAL DE CLUBES ANTE MILAN

Boca quiere dar otro gran salto

Boca y Milan chocan en Yokohama por la final del Mundial de Clubes. Para los argentinos la victoria significa despejar algunos fantasmas que sobrevolaron el club en los últimos tiempos y cerrar el año de gran forma tras un primer semestre en el que levantó la Copa Libertadores. Para los italianos el triunfo es sinónimo de revancha por lo ocurrido en la final de la Intercontinental en 2003 y algo de alivio debido al flojo presente que atraviesa en el calcio. Además, quien consiga el trofeo quedará como máximo ganador de torneos internacionales a nivel mundial.

Las victorias ante el Etoile Sportive du Sahel y frente al Urawa Red Diamonds sólo sirvieron de antesala para la final tan anunciada. Nuevamente Milan y Boca se verán las caras en Japón, como en aquel diciembre de 2003 en el que el equipo de Bianchi venció por penales a los italianos, luego de terminar 1-1 en el tiempo reglamentario. De aquel partido, muchas caras se repiten en Milan y sólo Battaglia volverá a estar en Boca. Pero quizá lo más llamativo y lo que seguramente será destacado, cualquiera sea el resultado en el amanecer argentino, es la diferencia generacional entre varios jugadores y cómo repercutirá esto en el trámite del juego.

Habrá que ver si Boca puede explotar el fútbol de Banega y de Palacio y si, como casi siempre, en los partidos decisivos se sostiene en la experiencia de Ibarra y Morel atrás, de Battaglia en el medio y los goles del inoxidable Palermo arriba. Si a esto, Paletta y Maidana le aportan concentración y tranquilidad podrán controlar sin problemas al único atacante rival. Alvaro González tendrá que ser el equilibrio e intentará tapar tan bien como en el choque por Eliminatorias (Brasil-Uruguay) a Kaká. Neri Cardozo será el encargado de brindar sorpresa, con sus llegadas por izquierda y sus diagonales al corazón del área. Además, para Boca sería el respaldo ideal para la continuidad de Miguel Russo y la chance de extender, aún más, una era plagada de conquistas. Levantar la copa disiparía todas las dudas sobre el entrenador.

Los italianos, por su parte, tienen en el eje Pirlo-Kaká lo más peligroso. El primero es el receptor del primer pase y el que comienza los avances del equipo. Además aporta buena pegada en los tiros libres. El segundo también posee esta característica pero le agrega cambio de ritmo y buen manejo con ambas piernas. El brasileño intentará jugar a las espaldas de Ibarra y ser un segundo delantero. Y hay un tercer hombre clave en el circuito ofensivo: Clarence Seedorf. El holandés no tiene un sector fijo en la cancha y su principal virtud es ésa, nunca está estático, sabe encontrar los espacios libres y llega mucho al gol.

El punto débil de los europeos será ver si soportan el ritmo que le pueda imprimir el equipo de Russo. En 2003, los italianos comenzaron mejor pero con el correr de los minutos Boca fue el absoluto dominador. Esto pude repetirse si los argentinos son quienes ganan el mediocampo. Pero lo cierto es que, a esta altura, ya las palabras no tienen mucho valor.

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Boca quiere ser la barrera que frene al Milan, como lo hizo en 2003.
Imagen: AFP
 
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