EL PAíS › EN PLENA CAMPAñA SCIOLI VA A MONTEVIDEO Y BRASILIA

Después de Lula, Dilma

 Por Martín Granovsky

A sólo dos semanas del 25 de octubre, Daniel Scioli decidió reforzar su apuesta por Brasil. Y no parece temerle al destino: nada menos que el martes 13 viajará hasta Brasilia para encontrarse con Dilma Rousseff y decirle que si gana y es presidente su alianza primaria será con el vecino grandote.

La entrevista será a las cinco de la tarde en el Palacio del Planalto, la Casa Rosada brasileña. Haya o no pasta frola, el dulce preferido del gobernador, allegados a Scioli informaron a Página/12 que el candidato del Frente para la Victoria insistirá en lo mismo que ya conversó dos veces con Luiz Inácio Lula da Silva. La primera reunión fue en abril en San Pablo, en la propia sede del Instituto Lula que funciona como comando político del ex presidente 2003-2010. La segunda fue una serie de encuentros en Buenos Aires hace un mes cuando Lula visitó la Argentina después de afirmar, en una entrevista de Página/12, que “soy hincha de Scioli para la presidencia”. Lula también afirmó que como dirigente del Partido de los Trabajadores quiere en la presidencia argentina una persona comprometida con la integración.

El martes el gobernador de Buenos Aires producirá un doblete, porque al mediodía visitará al presidente uruguayo Tabaré Vázquez en Montevideo. Es el segundo encuentro entre ambos en el último año. Scioli estaba presente el día en que, en diciembre pasado, Vázquez resultó electo presidente. Después declaró que las buenas relaciones con Uruguay eran una de las claves para consolidar la integración regional. También lleva cumplida una agenda con Michelle Bachelet de Chile y con Evo Morales de Bolivia, además del encuentro en La Habana con el presidente Raúl Castro.

Tanto Scioli como su encargado de relaciones internacionales, Rafael Follonier, y lo mismo el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales de la provincia, que también será de la partida, vienen planteando en reuniones con diplomáticos, empresarios y funcionarios extranjeros la tesis de que Brasil no debe ser sólo una relación privilegiada para la Argentina sino también una plataforma para encarar el resto de las relaciones con mayor capacidad de negociación e influencia.

Del lado brasileño opinan lo mismo por lo menos dos funcionarios de alto nivel. Uno es el canciller Mauro Vieira. Otro es el asesor especial para asuntos internacionales de la Presidencia Marco Aurélio García. Los dos tienen funciones importantes desde el comienzo de la era en que gobiernan coaliciones gobernadas por el PT. Diplomático de carrera, Vieira es muy cercano a Celso Amorim, el canciller de Lula que fue ministro de Defensa en el primer mandato de Dilma. Lula y Amorim lo enviaron a Buenos Aires y lo dejaron más de cuatro años, una rareza para Itamaraty. Luego le dieron otra muestra de confianza al designarlo embajador en Washington sin escala en Brasilia. El canciller no solo conoce teóricamente la Argentina sino que trató personalmente a cada ministro, cada político y cada empresario de este país siguiendo la máxima que suele repetir el ex vicecanciller Samuel Pinheiro Guimaraes: el embajador que no tiene la agenda siempre llena y se encierra en su oficina en lugar de reunirse con gente y visitar el país es un mal embajador. En cuanto a Marco Aurélio García, tiene una cercanía tal con la Argentina que en sus visitas a Buenos Aires ya le cuesta encontrar un libro que no tenga o un CD de tango que no figure en su colección. Además, como Vieira, tiene trato personal con argentinos de toda la gama.

Rousseff no puede quejarse del candidato argentino. La visitará en el momento en que enfrenta al mismo tiempo la crisis mundial y la baja de los precios de las materias primas, el estancamiento de la economía, los efectos del ajuste decidido por ella misma, la duración prolongada de un ajuste que la presidenta preveía como más fugaz y el resquebrajamiento de su base de sustentación política, hoy en pleno proceso de reconstrucción. Para consolidar su base política Dilma, en acuerdo con Lula, acaba de reemplazar al economista Aloizio Mercadante como jefe de la Casa Civil, una Jefatura de Gabinete con mayores funciones que la Argentina, por el ex gobernador de Bahía Jacques Wagner, un político que sintoniza con Lula y es un negociador flexible.

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