SOCIEDAD › OPINIóN

Mostrando la hilacha

 Por Antonio Fenoy *

Francisco, que es Bergoglio, sigue dando que hablar. Hemos elogiado desde esta columna su crítica al sistema financiero mundial y sus discursos en Bolivia y el que dio en el Capitolio de Estados Unidos.

Pero también hemos dicho que en el tema de los derechos individuales Francisco/Bergoglio saca a relucir el discurso más rancio y conservador de la institución-Iglesia Católica, en donde de una manera sutil y hasta “agradable” manipula las conciencias, la sexualidad y la vida de lxscatólicxs y además, quiere imponerlo como modo de vida humano.

1. La defensa encendida que hizo del obispo chileno Juan Barros, acusado por comunidades eclesiales y organismos de derechos humanos de encubrir sacerdotes pedófilos, provocó en Francisco/Bergoglio, una respuesta que roza la persecución ideológica. Dijo: “No escuchen a los zurdos.....”

2. El discurso de apertura del sínodo sobre las familias, donde habló del matrimonio heterosexual como “un sueño de Dios” y condenó el divorcio, fundamentándolo en la falta de compromiso de la cultura contemporánea. Esto, luego de que el fin de semana un importante sacerdote polaco, miembro de la congregación para la doctrina de la fe, declarara que era gay y presentara su pareja, lo que provocó su inmediata expulsión.

3. Por último, dijo que “el sínodo no es un parlamento en donde todo está en debate”, negando a la iglesia como “ekklesía”, asamblea en donde todo debe ser discutido, puesto en debate para llegar a conclusiones que hagan de la iglesia una comunidad de varones y mujeres iguales, libres y liberados.

¿Cómo fascina entonces Francisco, que es Bergoglio? Frente a estos temas, el Papa utiliza la “teología de la compasión y la misericordia” en donde él encarna una iglesia “abierta frente al error y la equivocación”. Es la teología del “vos estás equivocado, pero como yo soy bueno, compasivo y misericordioso te perdono y te permito ser parte de esta gran familia”. Es la teología de la manipulación, la culpa y el pecado cubierta de cierta bondad y progresismo, pero que sigue buscando ser quien indica qué está bien y qué está mal.

Controlar la sexualidad, el amor, el deseo y el placer ha sido el objetivo histórico del catolicismo frente a un proyecto revolucionario de Jesús con características amplias y libres, en donde la clave está en los tipos de relaciones que se construyen (de dominación o de servicio) y no con quién se construyen (heterosexual u homosexual).

Francisco, que es Bergoglio, sigue avanzando con su proyecto de nueva cristiandad, en donde con gran capacidad política construye poder y se erige como nuevos referente de la paz. Pero cuidado, porque el control y la manipulación de las conciencias es parte de ese proyecto.

Está mostrando la hilacha y como siempre decimos “no hay que comprar todo el paquete”.

* Coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”.

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