DEPORTES › SAN LORENZO GOLPEO JUSTO Y VENCIO POR 1-0 A HURACAN EN EL NUEVO GASOMETRO

Blandi, el hacedor de la felicidad

El equipo de Guede sufrió en el inicio del encuentro, luego tomó el control, se puso en ventaja y después de que Ortigoza malograra un penal con un remate que dio en el travesaño, el Globo se le fue encima y estuvo cerca del empate.

 Por Daniel Guiñazú

No termina de convencer, no seduce, no llena los ojos ni tiene pinta ni funcionamiento de campeón. Pero San Lorenzo le ganó 1-0 el clásico a Huracán y se afianzó en la punta del grupo 1 que continúa compartiendo con Godoy Cruz ahora con 24 puntos. La victoria no vino acompañada del brillo de las grandes actuaciones, más bien todo lo contrario. Hubo tantas inconsistencias en la tarea azulgrana que en los últimos 20 minutos, luego del ingreso de Paulo Díaz (defensor) por Blanco (volante) y de que Néstor Ortigoza errara el segundo penal de su carrera (su remate dio en el travesaño) una ola de angustia recorrió el estadio casi repleto del Bajo Flores. Porque el equipo de Guede se tiró demasiado atrás, le cedió demasiado protagonismo a Huracán y un par de pelotazos lanzados para el cordobés Abila empaparon a la multitud de un sudor frío que parecía el anticipo del empate. En uno de ellos, a dos minutos del cierre, forcejearon dentro del área Caruzzo y Wanchope y dio la impresión de que hubo un penal al delantero que el árbitro Jorge Baliño omitió cobrar.

Quizás por eso, el pitazo final del partido provocó una explosión de alivio en las tribunas y plateas atestadas. Pero en verdad, el 1-1 estuvo más en la cabeza y el corazón de los hinchas sanlorencistas que en la realidad del juego. Como hace una semana ante Central, San Lorenzo ganó otra vez con lo justo y sin sobrarle casi nada, Huracán sólo lo inquietó en los dos extremos de la tarde. Al principio con dos remates de Mariano González: uno, a los 25 segundos del primer tiempo, se fue muy cerca del palo izquierdo. El otro a los 9 minutos, reventó en el travesaño y picó sobre la línea. Y al final, con aquellos bochazos para Abila y con la decisión del técnico Eduardo Domínguez de atacar con cuatro delanteros (Espinoza, Abila, Miralles y Chacana) para transformar el 1-0 en un 1-1.

En el medio, el Globo decepcionó. Acaso porque le escaseó una de sus mayores virtudes: la intensidad. Huracán fue un equipo sin chispa ni reacción. Desgastado físicamente por la doble competencia y por el viaje copero de la semana a Colombia. Y a ese equipo bajo de energías, San Lorenzo no siempre supo hacerle diferencias claras. Volvió a costarle generar fútbol y recién pudo hacerlo (y de a ratos) cuando en el segundo tiempo, ingresó Barrientos por Mussis. En una de las primeras pelotas que tocó, combinó con Ortigoza y su centro desde la izquierda, fue desviado por Mancinelli contra su propio arco y mandado al gol por Blandi sobre la misma línea de sentencia.

“Ganar un clásico y seguir siendo punteros es una sensación de felicidad”, dijo el técnico Pablo Guede en la conferencia de prensa posterior al partido. Y así lo celebró la gran hinchada azulgrana. Pero decantadas las emociones, algo debe quedar en claro: de puntero y candidato, San Lorenzo sólo tiene el primer puesto en la tabla. En la cancha. suele parecerse demasiado a un equipo del montón.

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Blandi festeja el único tanto del encuentro en el estadio del Bajo Flores.
Imagen: Julio Martín Mancini
 
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