DEPORTES › JAVIER CANTERO, PRESIDENTE DE INDEPENDIENTE CUANDO EL CLUB DESCENDIO

“Con sangre, entendí cómo era el sistema”

El dirigente reconoce que no conocía el ambiente del fútbol, y que por eso se fue acomodando a medida que pasaban los hechos. “Yo estuve en la peor situación de todas, que es ser acusador en la Provincia. Siempre había excusas para no avanzar en las denuncias”, señala.

 Por Adrián De Benedictis

El colapso que vivió Independiente en 2013, con el primer descenso de su historia, está relacionado directamente con Javier Cantero. A tres años de ese episodio, el presidente del club en ese entonces parece haber recuperado su tranquilidad interior, aunque continúa remarcando que el fracaso quedará impregnado en su piel para siempre.

–Cuando ahora mira todo desde otra posición, ¿el fútbol está peor que cuando usted lo dejó?

–Creo que se trazó una línea con el fallecimiento de Julio Grondona. A partir de ahí, la cuestión fue distinta y se desmoronó todo. Las cosas ahora son más transparentes, porque se nota más lo que está sucediendo. Antes había una veneración hacia él, y lo que se hablaba no se contaba. Y ahora hay discusiones, hay peleas, y eso llega a los periodistas y se sabe un poco más. Era necesario esta transición, si alguien creía que se iba un jefe y volvía otro jefe no entendía cómo era la cuestión. Además, está la particularidad de un Gobierno que también tiene su visión del asunto, entonces hay temas propiamente del fútbol, y otros propiamente del Gobierno, porque acá hay mucho dinero dando vuelta.

–¿Intuía que se podía desencadenar todo este desmanejo?

–Estando Grondona no, porque manejaba todo con una muñeca muy firme. Estaba en todos los detalles. El era el número dos del mundo, como le gustaba decir, y sin embargo, cuando un fin de semana un club del ascenso quería asegurarse un árbitro, lo llamaba a él para ver si le daba una mano. El era el garante de que eso sucediera. Por ejemplo, uno podía pedirle algo a (Miguel) Scime (Director de Formación Arbitral), y le decía que lo iba a consultar con Grondona, en cambio, cuando lo hablaba con él sabía que sí o sí iba a ser así. Todo eso se perdió y es un escudo que no tienen los dirigentes. Por lo que veo, me parece que han empezado algunas alianzas, y es interesante, porque está relacionado con lo económico.

–En el caso de los árbtiros, ¿le impusieron uno alguna vez?

–Los dirigentes tenemos una estadística con los arbitrajes: cómo es de visitante, cómo es de local, cómo fue con el club. Eso se manejaba con él. A mí me dijeron que no aceptara a (Patricio) Loustau, porque era hincha de Racing. Entonces fui a hablar con el padre (Juan Carlos, ex árbitro), y me di cuenta que ambos eran gente de bien, que se podía equivocar como cualquiera pero no por otra cosa. También quise presenciar un sorteo de árbitros, y fui. Al lado mío había una persona que decía las letras que salían del bolillero antes de que las sacaran. Decía ‘B’ y salía, decía ‘C’ y también salía, primero me reí pero cuando acertó la tercera seguida me pareció sospechoso. Ahí me di cuenta cómo eran las cosas. Esa persona no se podía tomar vacaciones durante el campeonato.

–Antes de insertarse, ¿sabía lo que era el ambiente del fútbol?

–No, yo lo conocía del alambrado para afuera. Cuando estuve ahí tuve que aprender a manejarme dentro de un vestuario, negociar premios, discutir con futbolistas, que muchas veces se consideran estrellas. Lidiar con la picardía que tienen ellos para declarar, cuando quieren culpar a un dirigente.

–¿Es tan sucio todo como se percibe desde afuera?

–Hay mucha chicana. Una cosa es mojar la cancha antes del partido porque tengo delanteros rápidos, y otra es llevar un bidón contaminado para envenenar a un rival. En el medio pasa de todo. Se dice que los jugadores son lo más sano del fútbol, y la mayoría de los técnicos, los representantes, y los dirigentes también fueron jugadores, entonces dónde está lo más sano. Yo no creo en esa frase. Un día, un técnico me pidió incorporar a (Diego) Villar, que también lo quería Racing. Hablé con (Gastón) Cogorno (ex presidente de Racing) y le dije que le dejaba el camino libre, pero que si no arreglaran me avise. Pasa una semana y me dice que no llegaron a un acuerdo. Lo llamo yo a Villar, y hasta me pidió la camiseta número ocho, y resulta que a los tres días arregló con Racing. Cogorno me hizo quedar como un estúpido, como que me había ganado la pulseada. Sinceramente, hay muchos idiotas en el fútbol.

–Y a otros niveles, ¿se sintió traicionado por cierta dirigencia?

–Un día buscábamos a Ignacio Piatti, y en los diarios decía que iba a jugar en San Lorenzo. Me llama el representante y me dice que va a firmar para Independiente, me citan para firmar todo cerca de Tribunales. Esperamos una hora, no aparecía nadie, y de golpe vemos un twitter de Piatti firmando con San Lorenzo. Son cosas que enturbian todo. O esos representantes que le quieren cobrar una comisión al jugador, y también le quieren cobrar una comisión al club, y al jugador no le dicen nada.

–En su cruzada contra la violencia, ¿cuántos lo defraudaron?

–En una reunión con la mesa chica de la AFA, sólo uno salió a defenderme, el ex presidente de Estudiantes, Enrique Lombardi, y lo masacraron. Yo no dije lo que habíamos discutido, pero (Juan Carlos) Crespi salió a comentarlo, y decía que eso no era un country, que él sabía manejar a los barras. También hubo cruces fuertes con (Germán) Lerche, (Carlos) Coloma y (Rubén) Forastiero. Le pegaron a Lombardi para que no formemos una posible alianza. La violencia es parte del sistema. Yo estuve en la peor situación que puede estar un argentino, que es ser acusador en la Provincia de Buenos Aires. Presenté todas las pruebas, y siempre había una excusa para no avanzar.

–¿Cuando miraba para atrás, lo seguían muchos en esa lucha?

–Creo que fuimos como un cabeza de playa, que es el que muere, el que baja del barco y empieza a tirar tiros. Yo me sentía el blanco más fácil. De otros presidentes es verdad que no teníamos respaldo. Después, en la política, todos nos ponían obstáculos. En todos lados nos cuestionaban.

–¿Se volvió a encontrar con ‘Bebote’ (Pablo) Alvarez (ex jefe de la barra de Independiente)?

–Por suerte no. Pero yo me pregunto qué habrá pensado este tipo, porque la policía de Provincia me ofreció ponerle cocaína en el auto para que lo detuvieran, y me negué. Si lo hacía me convertía en un caníbal igual que él, por eso capaz que ahora no piensa tan mal de mí, ja. La policía también forma parte de esto, ellos se quedaron con la espina cuando hice que devuelvan el dinero por un operativo de 1.100 efectivos, y resulta que había 300. Entonces, el día de la famosa Asamblea que me tiraron sillas, la policía se quedó en la puerta del club y no quiso entrar. Con sangre, entendí cómo era el sistema. La violencia se termina si el club local se hace responsable, y la policía tiene que estar en la calle cuidando a la gente. Si hay violencia pierde los puntos. La policía y los barras se retroalimentan.

–¿Se arrepintió de haber entrado en ese sistema?

–No, en ningún momento. Yo quería mucho al club. En las elecciones le ganamos a ‘Cacho’ (Baldomero) Alvarez, a los Moyano, a gente muy pesada. Fuimos los más votados de la historia, eso quiere decir que lo que proponíamos la gente lo compartía. Después está lo deportivo, donde fracasamos. La gente con tal de ganar quiere que la dirija Frankenstein.

–¿Cuando salió del club pudo encontrar un poco de paz en su vida?

–Sin duda. La presión fue muy grande y eso repercute en lo físico. La última semana fue caótica, cuando rodearon el country donde vivía más de 200 barras. Me acuerdo que lo llamé a Noray Nakis y le pedí que los sacara, primero me dijo que no podía hacer nada, y después se fueron. Poner en peligro a mi hija me golpeó fuerte.

–¿Ese día sintió miedo real?

–No, en lo personal no. No le tenía miedo a esa gente. Lo que fue injusto fue que le pegaron a una persona que puso más de 20 millones de pesos en el club, que era Claudio Ciancio, mi secretario administrativo. Fue gente de OCA a la casa, cuando abre lo forcejean y le rompieron la cabeza delante de su señora. Cuando nos fuimos del club le mandaron la AFIP para ver de dónde había sacado la plata. Es una persona muy limpia. El sistema no estaba acostrumbrado a que un tipo ponga esa plata, y ahora lo cuestionan porque la quiere cobrar.

–Passarella dijo que no se anima a caminar cerca de la cancha de River, ¿usted volvió al estadio de Independiente?

–A la cancha no volví, pero tengo un médico que queda a la vuelta de la sede. Me invitaron mucho a la cancha pero no tengo ganas ahora. Seguro que eso cambiará en el futuro.

–¿La renuncia de Florencia Arietto (ex jefa de Seguridad del club) fue el comienzo de la derrota frente a la violencia?

–Primero iba a traer a (Luis, el abogado) Moreno Ocampo y se lo comenté a Grondona. Me contestó: ‘Si te querés ir al descenso más rápido contratalo a Moreno Ocampo’. El me dijo que la que no lo quería era la ex Presidente de la Nación (Cristina Fernández). Ahora estoy arrepentido. Si yo ponía a un policía de jefe sabía que iba a ser más solidario con sus pares que con nosotros. Florencia es muy capaz, muy sanguínea. Ella era empleada del club, y decidimos hacer un reglamento. El derecho de admisión había que aplicarlo en diferentes casos, no para todos igual. A mí me encerraron en una oficina durante 40 minutos, 23 barras, y esos tipos no tienen que entrar más. Pero el que tomó una cerveza en la cancha no es lo mismo. Gente que ahora está con (Hugo) Moyano me pidió por esos barras, y le dije que si volvían a reincidir le aplicábamos el reglamento interno, para que no entren más. Ella no aceptó eso y se fue. Además, a mí me decían que era soberbio. Me tomé un taxi y le fui a pedir ayuda a Moyano, pasaron 30 días y no dijo nada. Es claro que no tenía ganas de ayudar. Eso me perjudicó, quedé como el que fue a pasar la gorra.

–¿Moyano es el más indicado para levantar al club?

–Pablo Moyano estuvo en el gobierno de (Carlos) Comparada, veremos. Nosotros creamos un fideicomiso, y gracias a eso el club no fue a la quiebra, eso lo siguen sosteniendo hoy. El gran problema nuestro fue el descenso.

–Su lema de campaña era que terminaría con la corrupción en el club, ¿lo logró al menos?

–Hicimos mucho para limpiar todo. Tengo documentos con las cosas que hacía la gestión anterior a la nuestra: cuánta plata para Bebote, cuánta para la Comisaría, cuánto para la Departamental. Veremos en qué termina.

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Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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