ECONOMíA › DOS ESPECIALISTAS DE NACIONES UNIDAS SOBRE DEUDA ADVIRTIERON POR EL JUICIO CONTRA LA ARGENTINA

“La amenaza de los buitres es para todos”

En una conferencia en Buenos Aires, los expertos de Unctad, Juan Pablo Bohoslavsky y Yuefen Li, señalaron que si se mantiene el fallo contra el país en Estados Unidos se verán afectadas futuras reestructuraciones de deuda.

 Por Federico Kucher

“Un fallo a favor de los fondos buitre en el juicio contra la Argentina generaría un riesgo sistémico para la economía mundial”, dijeron Yuefen Li y Juan Pablo Bohoslavsky, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad). Los expertos en Derecho Internacional participaron ayer de un seminario sobre reestructuraciones de deuda en la Facultad de Derecho de la UBA. Ambos son autores de un marco normativo que apunta a reducir la frecuencia y la gravedad de las crisis de deudas soberanas, tras el estallido de las finanzas globales en 2008. Apuntaron que la iniciativa, conocida como “principios de Unctad”, es central para modificar la estructura financiera internacional, con el objetivo de potenciar préstamos para el desarrollo humano y no para la especulación. En una entrevista con Página/12 explicaron ese punto y analizaron el conflicto que atraviesa la Argentina con los fondos buitre.

–¿Cuál fue el disparador de los principios de Unctad?

Juan Pablo Bohoslavsky: –La crisis internacional. El proyecto comenzó en 2008, como una consecuencia del desequilibrio de las finanzas globales. La idea fue armar un grupo de estudios para de-sarrollar un esquema que cubra vacíos legales a nivel internacional en materia de financiamiento soberano. El gobierno de Noruega financió la iniciativa, de la cual participaron especialistas de organismos internacionales, economistas, banqueros y abogados. La versión definitiva se presentó Doha en 2012.

Yuefen Li: –Que los países se presten y se pidan prestado recursos es parte de la vida. No es algo reprochable. El punto es que muchas veces esta actividad puede terminar en episodios de crisis de deuda. Las fallas de mercado, los incentivos a prestar por encima de lo que puede repagar el deudor, los problemas fiscales, la aparición de un fenómeno natural no previsto como un terremoto, entre otros, pueden generar estas tensiones. Los propios gobiernos, con tiempos de cinco años, no se plantean el problema de largo plazo de sobreendeudarse, ni las consecuencias procíclicas. Por tanto, la apuesta de Unctad fue combinar el derecho con la realidad económica para armar un marco que apunte a reducir la gravedad y la frecuencia de estos episodios de emergencia de deuda soberana.

–¿Cómo se favorece la Argentina a partir de este marco legal?

Y. L.: –El país está utilizando más de un principio de Unctad en distintos frentes, donde se renegocia su deuda soberana. En este punto es central remarcar la disputa judicial de la Argentina con los fondos buitre. Si estos tenedores de bonos logran ganar la batalla legal, el impacto será negativo para las finanzas globales. Existe un riesgo sistémico. ¿Por qué en el futuro otros acreedores van a aceptar una reestructuración con quita de deuda si saben que podrán cobrar 100 por ciento a través de un juicio? La amenaza no es menor para nuevos procesos de renegociación.

J. P. B.: –Para la Argentina, los principios tienen implicancias bien concretas. Esto se debe a que el país los invoca en tribunales internacionales, donde se están resolviendo disputas del Estado contra tenedores de sus bonos que no aceptaron ingresar a los canjes de deuda. El resultado de estos juicios tendrá consecuencias millonarias y un correlato social también muy importante. Por su parte, se puede agregar que el Club de París formó parte del grupo de expertos que colaboraron en la preparación de los principios de Unctad. Esto implica que, si bien la negociación no va a ser sencilla, el uso de estas reglas permitirá llegar a un acuerdo que sea equilibrado para las dos partes. Esta es una premisa del proyecto: lograr la mejor opción para acreedores y deudores, lo que permite además trasladar los beneficios a la comunidad global, poniendo a salvo “bienes” como la estabilidad, el crecimiento y el desarrollo humano.

–¿Cómo cambia la estructura financiera internacional a partir de este proyecto de Unctad?

J. P. B.: –Hasta la emergencia de los principios, no existían estándares prefijados de Derecho Internacional en materia de deuda soberana. Era la ley de la selva. Frente a un episodio de impago, los acreedores aceptaban reducir sus créditos (quita de deuda) en mayor o menor medida en función de las relaciones que tenían con los gobiernos. No existían criterios claros de cómo se debe negociar, cuáles son las responsabilidades y cuál es el rol que juega la población, que en definitiva paga los costos por la crisis. Llevando el tema a la historia, hasta principios del siglo pasado existía la diplomacia de los cañoneros. Se enviaban barcos de guerra a los países que no cumplían con sus obligaciones financieras y se intervenían las aduanas para cobrar directamente de los impuestos. Por caso, Venezuela fue uno de los países que más sufrió estos mecanismos. Esto muestra que históricamente los abogados no tuvieron un rol en los debates en torno de las reestructuraciones de deuda. El Derecho jugó un papel ínfimo en este tema, dejando todo librado a la fuerza de los actores involucrados. La idea de los principios de Unctad es responder a este vacío legal, brindando un escenario más previsible para las negociaciones.

–En la actualidad, ¿cuál es el país más expuesto por problemas de deuda soberana?

J. P. B.: –Grecia es el caso contemporáneo de mayores distorsiones en el sistema financiero internacional, por el efecto de su deuda en materia de desarrollo humano. El costo social del ajuste de las finanzas para hacer frente a los compromisos financieros es relevante. Se trata de un ejemplo dramático donde la falta de reglas y de un marco institucional respecto de la deuda soberana provocaron un fuerte impacto para la población griega, a partir de los recortes de salarios y del ajuste del gasto público, para reducir el déficit fiscal.

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Yuefen Li y Juan Pablo Bohoslavsky, ayer en la Facultad de Derecho de Buenos Aires.
Imagen: Rafael Yohai
 
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