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Cuestiones radicales

–¿Qué está sucediendo con el radicalismo?

Zuleta: –El radicalismo es una fuerza nacional capaz de desplegar una logística e infraestructura de campaña superior incluso a la del kirchnerismo, controlará con comodidad las 81.000 mesas electorales distribuidas en 24 distritos electorales. Lo que es más importante, liderará con más de 40 diputados y 20 senadores a la oposición de los próximos años. Alfonsín parece haber entendido mejor el mensaje del 14 de agosto y ha habilitado a todas las candidaturas territoriales de su partido a abrir la boleta presidencial. Esto le concederá una ventaja que ya tenían el resto de los candidatos y que en la UCR se empeñaban tozudamente en rechazar. Bajo estas condiciones es posible que reconquiste la segunda posición lograda in extremis el 14 de agosto.

Römer: –Vienen cometiendo errores, luego de reinstalarse de manera relativamente importante hasta el acuerdo con De Narváez, no han logrado encontrar un espacio creativo y novedoso desde donde posicionarse. Cada vez la figura de Ricardo Alfonsín se parece más a la de Raúl. El problema es que 2011 no es el ’83.

Capurro: –Estas elecciones pueden marcar el fin del bipartidismo histórico de la Argentina, con un radicalismo superado por el socialismo. Un radicalismo que no sólo perdió predicamento en la sociedad en su conjunto, sino que no logró aglutinar a sus propias fuerzas.

Rouvier: –La UCR está en crisis desde hace muchos años, y no sólo no se recupera, sino profundiza su confusión. Ricardo Alfonsín no es el líder que necesitan a pesar de que la mala idea de la alianza con De Narváez es de Sanz, y seguramente será Alfonsín el que pague los platos rotos. Alfonsín no proyecta autoridad, su similitud con el padre, como lo sabemos desde hace mucho, no lo favorece.

López: –El radicalismo está desmembrado como opción nacional, funciona sí bajo el formato de alternativas distritales. Sin embargo el despliegue local de las fórmulas vinculadas con la UCR reconocen el lastre de estar articulados a Alfonsín-Fraga y han desarrollado una serie de imaginativos artilugios para evitar lo que juzgan un collar de melones. El precandidato mendocino Roberto Iglesias, empleado de la última dictadura, hasta ha lanzado un jingle propiciando el corte de boleta que arranca con el no muy ingenioso “Cortá, cortá, ¡cortá boleeetaaa!”.

Del Franco: –El resultado obtenido en las PASO provocó ante todo una gran decepción interna llevando a la atomización de cierta parte de la dirigencia que busca una salida individual, despegándose de Udeso o agregando listas a la propia. La alianza con extrapartidarios en el distrito más importante nunca pudo llegar a cristalizarse o a mostrar sinergia o por lo menos afecttio societatis. Todo esto llevó a desdibujar el espacio, si bien se mantiene con cierta presencia en su rol legislativo.

Bacman: –El radicalismo hizo todo al revés y priorizó un acuerdo de conveniencia, en lugar de posicionarse en el lugar de la reconstrucción del histórico voto radical. Su alianza en la provincia de Buenos Aires con Francisco De Narváez fue un estrepitoso fracaso: no sumó para ninguno de los socios y a nadie le alcanzó. Tras las PASO, ambos socios se quedaron con la sensación de las manos vacías.

Haime: –La publicidad de Ricardo Alfonsín es real: la UCR tiene muchísimos diputados, senadores e intendentes, pero lo cierto es que no tiene liderazgo. Por eso, lo que se está haciendo es forzar un liderazgo, sin trayectoria ni perfil. Eso no funciona.

Mora y Araujo: –Ricardo Alfonsín es un candidato poco representativo en el marco de un partido, que muestra muchas divisiones. Para colmo, no acertó en lo que debe proponer, su mensaje es débil y la política de alianzas demuestra que no sabe bien a dónde ir. Eso se paga en las urnas.

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